La historia de la cremallera


La cremallera, invento que cambió el mundo o eso dicen. La verdad que siendo una herramienta tan presente hoy en día resulta difícil imaginarse cómo sería vivir sin ella.
Es un cierre que consta de dos tiras de género con una continua repetición de dientes y un aparato que se desliza, uniendo las dos partes de ganchos.

Pues bien, la idea original surge en 1851, el estadounidense Elias Howe (conocido por la invención de la máquina de coser, cinco años antes) hizo el esbozo de un "cierrre para ropa automático y continuo", pero el invento anterior había sido tan exitoso que abandonó la idea y sólo se abocó en la primera. 
Elias Howe

Cuarenta años después, Whitcomb Judson (inventor del tranvía automático), desarrolló y llevó al mercado un cierre llamado "clasp locker" (parecido a las cintas corcheteras pero en calzado). Para ello fundó la Universal Fastener Company y en 1893 debutó en la Feria Mundial de Chicago siendo un éxito rotundo a pesar de que era un cierre bastante difícil de utilizar. 
Eran incómodas, grandes, pesadas y también difíciles de producir.

Esta idea fue replanteada por Gideon Sundack (abajo), un sueco residente en Canadá. Tras trabajar en ello desde 1906 hasta 1912, el ingeniero consiguió mejorar el diseño. Su solución fue colocar dos tiras iguales e intercambiables de pequeños dientes, lo que abarataba la producción en masa. 

Aunque la nueva cremallera de Sundback facilitaba mucho las cosas, su uso se vio limitado a las botas y a las tabaqueras. 
Con la llegada de la II Guerra Mundial el uso de las cremalleras se vio impulsado. El mecanismo era perfecto para los trajes de los pilotos y los salvavidas. Además a partir de 1935 se extendió a las demás prendas de vestir: pantalones, vestidos o faldas. 
Junto al propio mecanismo, Gideon Sundback diseñó las máquinas para producirlas, facilitando y abaratando el proceso de estampar los dientes en las tiras y fijarlos correctamente.
En 1917 se emitió la patente para el "cierre separable" que tomó el popular nombre de "zipper" gracias a la compañía B. F. Goodrich que las introdujo en las botas de goma. 
Así tenemos los trenes de cremallera (abajo en Lucerna, Suiza), bolsos y mochilas, tiendas de campaña, fundas varias...



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